miércoles, 18 de mayo de 2011

La vieja.

La vieja sentada en el sillón de mimbre
Teje en su cabeza e hila recuerdos
Se acuerda de sus días con su amado viejo
Y se cobija en su manta de nostalgia.

Aviva el fuego de la salamandra
Y coloca unas cascaras de naranjo, para el aroma
Hierve el agua sobre el fuego
Para verterlo en el mate que la acompaña.

Ya no se escuchan llantos de niños mimados
De los pies rasmillados, por jugar entre los cercos,
Que encadenaban a los animales domados
Que con cariño obedecían al ausente viejo.

Y la vieja se duerme con el tejido en las manos
Ya se hacen largos, los viejos momentos.
Estira la mano para ver si a un costado.
Encuentra el poncho de su enamorado viejo.