miércoles, 7 de marzo de 2012

Juntos a la mesa.

Suena el teléfono como siempre,
Y se escucha jadeando una puta
Succionando las varices
De una virilidad perdida
Comiendo de poco los bolsillos viejos.

Se escucha su nombre todo el día
Se siente su aroma en cada conversación
Pero nadie hace nada
Y todos dicen algo
Algunos condescendientes,
Otros no.

Se esconde bajo la mesa
Del rincón mas familiar.

Pero ya estamos perdidos en los hechos
Aunque clave en el pecho de manera fatal
Cuando la costumbre se aferra a tu espalda
No te suelta de ni una manera jamás.

Los trastos están viejos,
Y conviene tomar las mordazas,
Para colocarlas en nuestras bocas.

Taparnos los ojos
Y sentarnos juntos a la mesa
A compartir como siempre
El cobarde y añejo pan.