domingo, 10 de junio de 2012

Cómplices.

Cómplices del placer,
nos escondemos bajo la bóveda del cielo,
iluminados por las constelaciones mas remotas.

El sonido del vaivén de los astros,
 cae sobre nuestra coronilla
 hasta el espacio infinito entre los dos cuerpos celestes.

El viento cae como polvo cósmico sobre las huestes infinitas,
 de dos cómplices perdidos de la percepción de los tiempos.
 La noche se tapa del manto de esa luna caprichosa.
Los deseos se hacen más fuertes mientras se nos va escapando.

La barbilla tirita,
los pies se unen como enredaderas,
 los brazos se tejen en un deseo profundo.

La sombra del cielo, se unta del frenesí.

Caen las gotas de este sudor invisible,
sobre el abismo de este rincón improvisado.
 Dos amantes sentados bajo la bóveda del cielo,
 yacen complacidos acompañados.