Hoy te oí tan cerca!
Como si pudiese tocarte.
Y el cruzar las montañas se me hizo fácil
y crucé con los pies descalzos
esos peñascos nevados.
Los latidos de tu vientre
se asemejan al tempo cósmico
al son de una espera ardua y nostálgica
mirada desde una ventana hacia oriente
Hoy te oí tan cerca!
que te alcance con mi voz,
la punta de tus dedos, posados en el vidrial.
sentí tu aliento fresco recorriendo mi rostro
bajó de las montañas como un zorzal
busco y de ahí encuentro
un apaciguo para tanta desesperación
para esos latidos constantes
que se escuchan bajo la carne
de un pequeño caparazón
Con pena y alegría recorro kilómetros
con el estomago lleno de corrientes marinas
suspiros pequeños que recorren junto a mis ojos
el manantial eterno de la pecadora distancia.