El agua
recorre mis cenizas
Para que
brote el nuevo retoño
De este
invierno casi muerto.
Y como
corteza vieja,
Me hidrato
de un nuevo caudal
Rozando tus
caderas.
Es el agua que
se despoja del cielo
Para caer
raudo sobre la complicidad
De un
inoportuno tiempo delirante,
Algo torpe y
de adolecente fervor.
Es tu
corazón el que marca el tiempo,
Que hace que
los segundos parezcan horas
Cuando sobrevivo
en el universo de tu seno.
Es la
inocencia con la que se buscan nuestras manos
Para un
encuentro fortuito, casi ajeno a la realidad.
Francoise.