jueves, 17 de septiembre de 2009

un paseo porteño

Recuerdo cuando nos vimos por segunda vez. Fue al frente de una iglesia, frente a una plazita muy conocida y deambulada. Te vi mirándome mientras caminabas, silente te esperaba con un risa impregnada La alegría de poder verte vencía mis miedos, la alegría de poder verte, me lleno se consuelo.

Mi alma crecía, mi corazón se excitaba, cada paso que avanzabas me hacia mas feliz. Por fin sabía que estarías conmigo. Cuanto nos costaba antes… siempre algo había de por medio. Este era el momento perfecto de nuestro encuentro.
.
Llegaste frente a mí y nos abrazamos, disfrute cada pedacito de tu cuerpo, sentí como el mío se mezclaba con el tuyo. Note cuantos nos queríamos, cuanto nos hacíamos falta, note cuan enamorado estaba.

¿Vamos? Fue lo primero que me dijiste, yo te seguí sin pensarlo, camine tranquilo a tu lado. Nos metimos en un café porteño muy bonito. Nos sentamos junto al vidrial, mirando como la tarde partía y la noche nos dejaba emocionados. Te tome de la mano, tu ya lo habías pensado, nos miramos fijamente y nos quedamos callados. Observe tus labios, dibuje sus contornos con la mirada, quería darte el primer beso, sabia que era una decisión muy apresurada.

Saque un reproductor de mi bolsillo, mientras tu jugabas con el vidrio de la mesa, nos encantaban esos granitos de café que bajo el vidrio tentadoramente nos llamaban. Te dije; he pensado mucho en ti en todo este tiempo, gracias a dios que nos puso aquí, linda cuidad es en la que nos venimos a encontrar. Tome un canción de mi bolsillo y te la mostré, te dije; siempre que la escucho me acuerdo de ti, sonreíste y diste el primer sorbo a esa malteada, una malteada que nos defraudo a ambos, que risa nos dio en ese momento.

No recuerdo haber sido tan feliz como en ese momento, de verdad era demasiado, cuantos años habían pasado, cuando de pequeños nos escribíamos esas cartas hermosas, esos sueños anhelados. Hay sol de mis sueños cuanto tiempo que espere pero este momento… estar a solas contigo. Esa fue una noche, de las tantas noches que vivimos, cercanos el uno al otro, como siempre lo esperamos.

Nunca te lo dije pero llore demasiado, de felicidad y de tristeza, de dulzura y amargura, rabia y felicidad. Ahora que todo era perfecto, llego el karma que siempre tuvimos. Me dijiste que dejara todo, yo cobardemente titubee. Fueron los días más tristes de mi vida, dolor tan grande pensé nunca tener. Pero no fue así lo que acontecía, una última llamada fue mi fin. La fragilidad de mi alma queda hecha trisas, el amor de mi alma lo deje escapar. Arrepentido escribí canciones muy tristes, poemas desgarradores que aun tengo guardado en mis cajones, en mis cuadernos, en mi alma, como muchas cosas de nosotros que tengo tan bien conservadas, como el dolor de que no quieras verme, el dolor de que borraras de tu vida, sin tener un explicación a esta redada.

Cuanto me gustaría que me dijeras que me odias, que te doy asco, que todo fue mentira, no lo se…tan solo dime algo, para así me haces mas fácil olvidarte.