Subimos las escaleras pacientemente. Yo te seguía con una sonrisa pérdida, nervioso por estar ese pequeño momento a solas contigo. Tomaste de mi mano y me guiaste por un pasillo añejo, con murallas incrustadas de cuadros que nos observaban. Eran los únicos testigos de nuestro encuentro.
Recuerdo ese instante. llegamos a la última puerta de un interminable pasillo. Abriste sutilmente y tu aroma me arrastro impaciente detrás de ti. Tome tu cintura, usabas ese vestido blanco que tanto me gusta. Note que debajo de el, te encontrabas desnuda. Delire por todos esos instantes en que te abrase y sentí tu cuerpo tibio junto al mío, delire al saber que en ese momento serias mía. De nadie mas.
Recorrí con mi rostro tu cuello, me lanzaste una risita coqueta y te despojaste de mis manos. Avanzaste hacia la ventana con un caminar gracioso. Te apoyaste mirando al cielo y me dijiste; ven acércate...
