jueves, 18 de febrero de 2010

Recuerdo.

Mi día comenzó a las 6:29 AM, desperté medio inquieto, mire la hora y solamente alcancé a cerrar los ojos unos instantes. Suena mi teléfono, era ella, me llamo antes de tiempo, algo paso.
-hola, cariño que sucede…
-hola mi amor (silencio)…murió canelita, lo siento puedes venir estoy mal
-espérame donde nos juntamos.
-amor te llamo en un ratito mejor.
-esta bien.
Quede tendido en mi cama sin reaccionar, que hago, que le digo, como la consuelo, que pena, era parte de nosotros.

Me levante tome las cosas que necesitaba para partir, tome mis libros de poesía, un libro de armonía, mis lentes, chuchería barata y algunos pesos…me sentía muy nervioso, aparte de las ansias del viaje que habíamos planeado, no esperábamos este suceso…
Me metí a la ducha como pude, de a poco percate que no me había sacado los calcetines, bueno ya daba lo mismo. Mientras me duchaba la recordaba y me preguntaba en que estado estará… oírla por teléfono me partió el alma, nunca la había escuchado así.

Servido el desayuno no le tome importancia, llame a un taxi y me repare a partir…espero el taxi nervioso mirando por la ventana…llegó…medio vestido me subí– lléveme rápido es una urgencia – como pude me coloque las pirchas que me faltaban. Mientras viajaba me preparaba para decirle algo, darle animo, no se también viajaba con pena, pero en realidad me venció todo y no prepare nada para decirle solo quería abrazarla.

Al llegar Cecilia me abrió la puerta - Que bueno que llegaste chiquito, anda a ver a tu niña – ni si quiera alcancé a dar el primer paso en la puerta y sentí como sus brazos me rodeaban completamente, llena de sollozos y lamentos a muy baja voz, se hundió en mi cuello y sentí como navegaban por mi piel sus pequeñas lagrimas calidas. Escondí mi cara en su cabello y la apreté fuertemente contra mí, no tengas pena mi vida, estas cosas pasan.

Verla me partió el alma, la vi mas frágil que de costumbre, pero a la vez creo que verla en esta manera tan natural, con el pelo para todos lados, un pijama ancho, sus ojos con lagrimas me enamoro completamente, su cuerpo de mujer reflejaba la sensatez de una niña sin refugio y fue aquel el que buscaste entre mis brazos.