jueves, 13 de mayo de 2010

Fiebre.

Las murallas se acercan y ondulan furiosas
El techo me quiere caer encima.
Mi pecho silva y de mi boca salen ladridos
Mi cuerpo suda y delira.
La cama esta seca, siento sus relieves
Mi respiración se agota, creo que muero,
Digo cosas al aire sin sentido,
un murmullo opaco, abstracto, casi un lamento.
Siento que viene un ejército a caerme encima
Hasta escucho su marcha marcial hacia mí
O quizás tan solo sea un tren que quiere arrollarme

Llega el calor, avanza el frío
Lo peor es que nunca terminan las horas
Y mi propia saliva es el trago mas amargo.
Mis huesos ya no son huesos
Son un estorbo dentro de mi cuerpo.
Mi alma esta esquizofrénica
No sabe lo que es real o mentira
Ve lleno de luces la oscuridad misma
Escucha ruidos en el silencio y gritos desgarradores
y con ello, cae el agua de mis sienes
Esa agua amarga que irrita los ojos.

No existe mano de amante o de madre que me apacigüe
No llega la ternura que remedia hasta el peor de los males
Acá es como solo me revuelco entre mis sabanas
Dando gritos desgarradotes introspectivos y delirantes
No hay quien me cobije. No hay quien me calme
Acá muero solo, entre luces y sonidos que no son reales
Con mis ojos desorbitados mirando hacia la nada
Y la nada me mira hasta lo más profundo, sin querer cobijarme.