sábado, 23 de enero de 2010

Niña

Niña que vuelas sobre las praderas
Con aires de extrañeza entre el silencio inquietante.
Es que tantas historias te han dejado ciega
Y no te dejan ver, no te dejan ver.

Que aquí llega la revancha de las luces
Que buscan entre lo imposible iluminar lo impensable
Tomar de las manos y sanar tu corazón errante
Con la misericordia tierna de mis labios.

Pedirás misericordia por tanta amatoria
Lloraras de alegría por volver a ver la luz
Solo depende que encuentres el norte
Donde toda historia tiene un final feliz

En mi respiración te sentirás desnuda niña mía
Y soñaras recostada en mis sentimientos
Por que nuestro cielo no existe el pecado
Ni la tristeza, ni el infierno.

Aunque tenga que esperar mil horas.
Mil horas de espanto en la obscuridad
Sabre que en la luz tú me aguardas
También me esperas inquieta en soledad.

Es como así que declaro cuanto te amo
Tan solo alójame entre los cimientos
De tus finos labios y sedoso cuerpo
Teñido con infinita paciencia.

Aguárdame, niña aguárdame
Dame la oportunidad de aferrarme a tu vuelo.
Ser el cómplice de tus juegos
No tengas ese miedo de amarme.